Mercado y plaza de abastos

Vilagarcia Turismo > Experiencias > Mercado y plaza de abastos

El sabor del saber

Pocos lugares hay como un mercado o una plaza de abastos para empaparse de la vida de una ciudad. En el caso de Vilagarcía de Arousa, además, tiene tras de sí una larguísima tradición.

Se celebran dos mercados, los martes y los sábados, pero el primero hunde sus raíces en 1744, cuando el rey Felipe V, por mediación de un vilagarciano ilustre, Antonio José Mendoza y Caamaño, III marqués de Vilagarcía y virrey del Perú, concedió un mercado franco para compensar la continua leva de vilagarcianos para la Armada. Desde entonces, ese encuentro de comerciantes y consumidores se sigue celebrando. El sentido es distinto, pero la esencia se mantiene.

Sea martes o sábado, las calles aledañas a la plaza de abastos se cierran al tráfico, en una superficie que abarca varios miles de metros cuadrados, y se convierte en un gran centro comercial donde es posible encontrar de casi todo: desde “restos de boutique” de calzado y vestido, como pregonan los feriantes, hasta utensilios de ferretería o las más variadas telas, pasando por embutidos y vinos del país, flores y legumbres de las huertas cercanas o panes y postres artesanales.

El bullicio exterior se traslada a la plaza de abastos, un singular edificio de 1929, situado al pie del paseo del río del Con y justo enfrente del conjunto histórico-artístico del pazo y convento de Vistalegre. Pescados y mariscos por un lado, carnes gallegas y embutidos artesanales por otro compiten con panes, quesos, mieles y confituras artesanales.

En un edificio anexo, conocido como plaza “de la verdura”, los visitantes se encontrarán con otro espectáculo parecido, solo que en vez de los productos del mar, aquí los protagonistas son los de la tierra, la que rodea a Vilagarcía. Decenas de pequeños productores del propio municipio y de los colindantes se reúnen en una explosión de colores y aromas únicos.

La plaza de abastos es escenario, de forma periódica, de showcookings y eventos promocionales. También ofrece la posibilidad de que algunos de los productos adquiridos en la planta baja puedan ser cocinados en el piso superior para su degustación in situ.

En definitiva, plaza y mercado constituyen un espléndido escenario para sentir palpitar la ciudad durante toda una mañana y después, tras el almuerzo, continuar la visita de la ciudad.

X