Debido a su propia evolución urbanística, que se traduce en la presencia de un puerto comercial en medio de la bahía, hay una clara disparidad entre los arenales situados al sur y al norte de esa instalación.
Precisamente en los dos extremos están las dos playas galardonadas con la Bandera Azul de la UE: la de O Preguntoiro, en Vilaxoán, y la de O Campanario, en Bamio, ésta, además, de carácter fluvial, no marítimo, aunque sujeta a mareas.
En medio de ambas, los arenales de A Concha y A Compostela, que, aun careciendo de ese distintivo, no sólo son los de mayor extensión -al pie del paseo marítimo y a lo largo de casi dos kilómetros– sino también los más utilizados. Y, por supuesto, con todos los servicios de socorrismo, limpieza, ocio, etcétera. A Concha-Compostela tienen tras de sí una larga tradición como lugar de veraneo, primero por la existencia de un famoso balneario, “La Concha de Arousa”, que funcionó entre 1886 y hasta la década de los sesenta del siglo XX en un espacio hoy dedicado a jardín, al inicio del paseo;
y segundo por la apertura, en 1931, del parque de A Compostela, tras su compra por el municipio, dando lugar a la playa del mismo nombre. Hasta los años 90, cuando se construyó el paseo marítimo, A Concha y A Compostela aún tenían sus límites más o menos definidos; hoy ya no, y especialmente desde los aportes de arena a finales del siglo XX, recuperando en buena parte la imagen de aquella original Arealonga (“arena larga”).
La playa arranca en el Muelle del Ramal y se extiende casi hasta Carril. La propia configuración de la ciudad, que posibilitó que el paseo marítimo quedase separado de la avenida de Rosalía de Castro por una línea de edificaciones, con jardín hacia la playa en muchos casos, propicia sosiego a la hora de tomar el sol o bañarse. Su propio emplazamiento, en el fondo de la ría y a un paso de la desembocadura del río Ulla, facilita que sus aguas sean tranquilas y muy seguras para el baño.
El arenal comienza con un pinar con mesas y bancos para comer o simplemente disfrutar del tiempo y las vistas a la sombra. Más o menos en mitad de la playa está el puesto de socorro, que funciona todos los días desde mediados de junio hasta mediados de setiembre. Kioskos y cafeterías a lo largo del paseo, juegos para niños, incluida una tirolina, porterías, papeleras, duchas y pasarelas de madera para llegar del paseo a la arena, complementan los servicios de esta playa con vistas a la ría, con sus características estacas de madera en medio del mar que indican los límites de los viveros de almeja y berberecho, y por supuesto, también, a la isla de Cortegada.
Las estacas de madera de los parques de cultivo caracterizan las vistas
La segunda mayor playa en superficie es la de O Preguntoiro, en Vilaxoán. Extendido a lo largo de un pequeño paseo con unas características balaustradas blancas, entre un jardín y la lonja, este arenal gana adeptos cada año debido a la calidad de su arena y de su agua, y también por todos los servicios de los que dispone, los que marca el sello de garantía de la Bandera Azul, entre ellos los de socorrismo, que, como en A Concha-Compostela, funcionan ininterrumpidamente durante tres meses.
La otra playa con bandera es la de O Campanario-Bamio, en los límites de los ayuntamientos de Vilagarcía y Catoira. Se halla en plena desembocadura del río Ulla. Es una playa tranquila, con un paisaje singular, marcado por su carácter fluvial pero adonde entran las aguas del mar. Enfrente, a escasa distancia, se ve la costa de la provincia de A Coruña. En un extremo, sobre unas rocas, uno de los cruceros que forman parte del Vía Crucis de la Ruta Fluvial Xacobea del Mar de Arousa y Río Ulla. Y casi siempre, sobre el agua, los aficionados al kitesurf, que tienen en el camping contiguo a la playa uno los centros referentes de esta modalidad deportiva en Galicia.
La oferta de playa de Vilagarcía de Arousa se complementa con las pequeñas calas que existen en la isla de Cortegada y con dos pequeños arenales de uso muy local, pero que merecen ser mencionados. Uno, el de Canelas, en la parroquia de Sobradelo; el otro, el A Covacha, en Carril. Por último, y para aquellos que poseen mascotas, hay también una pequeña playa, la de O Castelete, igualmente en Vilaxoán, que está especialmente preparada para que los perros corran a sus anchas, con seguridad y con servicios como agua, papeleras y bancos.