Como ciudad que nació con una clara vocación marítima, la visita al puerto es casi obligada una vez llegados a Vilagarcía. Desde el muelle de pasajeros, cuya avenida está peatonalizada, puede apreciarse el puerto comercial en toda su extensión, pero también, hacia el Norte, el puerto deportivo, con sus cerca de quinientos amarres, que lo convierten en uno de los mejores de Galicia, y, al fondo, las playas de A Concha y Compostela y la isla de Cortegada.
El puerto deportivo cuenta con un llamativo edificio náutico, construido en madera y sobre el mar, que alberga un restaurante y una de las mejores terrazas de la ciudad. A su lado, y separado sólo por el paseo, se halla la zona de recreo, con cervecerías, pubs y siete salas de cine.
Como continuación del área lúdica del puerto deportivo, el visitante podrá disfrutar del paseo marítimo que, con una longitud próxima a los dos kilómetros, une las villas de Vilagarcía y Carril siguiendo el litoral, desde la playa de A Concha hasta los viveros de almejas de Carril, pasando por la playa de Compostela.
El puerto marisquero de Carril, situado en la desembocadura del río Ulla, frente a la Isla de Cortegada, tiene como base económica el cultivo del berberecho y su archiconocida almeja. La dársena sirve de amparo a las pequeñas embarcaciones habilitadas para el marisqueo a flote, que se realiza en la extensa zona de viveros que lo rodean. Carril cuenta, además, con una lonja destinada a la subasta de estos moluscos.
El puerto pesquero de Vilaxoán acoge una gran variedad de embarcaciones dotadas de grúas y de los aparejos necesarios para la extracción del mejillón de las bateas de la ría. También dispone de una lonja propia habilitada para la subasta de las capturas.