El Castro de Alobre es uno de los más importantes yacimientos arqueológicos del noroeste peninsular. Se halla en la parte alta de un promontorio conocido como O Montiño y al pie del mar, en una ensenada bien protegida. A esta posición estratégica une su carácter urbano, lo que le diferencia también de otros muchos yacimientos característicos del final de la Edad del Bronce.
Alobre es, además, la cuna de la actual Vilagarcía de Arousa. De hecho, el barrio fundacional, situado a muy corta distancia, aún hoy se sigue llamando O Castro. El recinto tiene dos accesos principales. Uno, desde la calle Vistalegre, a través de una escalera y una rampa situadas justo después de atravesar el arco-puente que une el pazo y el convento de Vistalegre. Y otro, desde el parque botánico Valdés Bermejo, conocido desde antiguo como O Castriño, lo que inequívocamente relacionada las dos zonas, el parque y el castro.
Alobre está actualmente en proceso de musealización, después de varias campañas de excavación en las que se registraron más de 20.000 hallazgos, algunos de alto valor histórico, etnográfico y artístico que confirmaron, como era previsible, la importancia estratégica y comercial de este asentamiento, origen de la ciudad actual. Según los investigadores, Alobre estuvo ocupado entre los siglos I a.C. y III d.C, alcanzando su máximo apogeo durante el imperio de Augusto y la dinastía Julio-Claudia.
El castro presenta hasta tres recintos de diferentes alturas, bien delimitados por estructuras defensivas que, adaptándose a la forma del promontorio desmontando sus laderas, dificultaban el acceso al poblado.
Las excavaciones han revelado un recinto superior o corona de forma oval y disposición ligeramente descentrada con respecto al conjunto del yacimiento. El segundo recinto está formado por una terraza inferior de diversa anchura que se prolonga de norte a sur, con un desnivel de cuatro metros.
Por fin, en el sector oeste se conserva una segunda terraza, con un desnivel similar, pero que se prolonga hacia el sur.
Después de un agradable paseo, sea accediendo desde Vistalegre, sea desde el parque botánico, el visitante podrá adivinar esa estructura y observar los restos de diversas edificaciones. También los vestigios de un hipocausto, esto es, el ingenioso sistema para calefactar el suelo mediante el calentamiento de agua que usaban los romanos en baños y termas.
Igualmente, los vestigios de un “concheiro”, un enorme depósito de unos cien metros cuadrados de superficie y casi 80 centímetros de altura en el que se acumulan restos de almeja, mejillón, navaja y cetáceos, pero también huesos de vaca y otros que podrían ser de oso, lo que ayuda a comprender bien a las claras la vida de aquellos primeros pobladores de lo que, con el tiempo, llegaría a ser Vilagarcía de Arousa.
A los descubrimientos, a principios del siglo XX, de un ara romana –hoy depositada en el Museo de Pontevedra- y de una necrópolis también romana, con unas treinta tumbas de diversa tipología, las recientes excavaciones han sumado hasta 20.000 piezas más.
Entre ellas destacan una fíbula de disco, otra de tipo Alesia de las que existen muy pocas similares, y otra más para sujetar una coraza, y un cuchillo de hoja curva posiblemente de origen gaélico, además de numerosas monedas de distintos emperadores romanos.
Dirección: Travesía Pablo Picasso, 2, 36600 Villagarcía de Arosa, Pontevedra
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