Cualquier época es buena para conocer Vilagarcía. Sea verano o invierno, primavera u otoño, siempre la verá en color. Con el azul de las rutas marítimas y marisqueras; con el verde de las rutas de senderismo, a pie o en bici; con el reflejo dorado del granito de pazos e iglesias; con la pátina que ofrecen los petroglifos o las excavaciones de los castros; con los ocres, verdes y rojos que adornan las viñas según la estación; con la infinidad de colores y olores que lucen los parques y jardines en cualquier momento. Vilagarcía es mar pero también campo y monte. ¿Vamos de ruta?