Si unimos “mar” a “Compostela”, además de un sugerente lema turístico, encontraremos la explicación al rico patrimonio histórico-artístico de Vilagarcía. Fenicios, romanos, visigodos, normandos… a pocos pueblos pasó inadvertida nuestra ciudad. Petroglifos, castros, pazos, capillas, iglesias, molinos, puentes y fuentes están ahí para recordarnos cómo empezó todo, cómo Vilagarcía comenzó siendo un pequeño puerto de pescadores para llegar a ser hoy una ciudad con empuje pero respetuosa con sus orígenes. Una ciudad en la que el pasado tiene mucho futuro.